El crecimiento del gigante asiático baja de un 10% a un 7% de su PIB
Jorge MORALES
China, la segunda potencia económica mundial, empieza a notar los efectos de la crisis que lleva afectando al mundo desde 2008. Los malos números que estaban teniendo durante los últimos meses las bolsas del país han provocado una fuga de capitales hacia Estados Unidos y Europa, lo que ha reducido drásticamente las inversiones.
A pesar de que el crecimiento se mantiene alto con un 7%, siendo una de las economías que más crece a nivel global, preocupa la desaceleración ocurrida respecto al año 2010, cuando el crecimiento era del 10% de su PIB. Para hacer frente a este problema económico, las autoridades de Beijing han devaluado el yuan, algo que ha afectado mayormente al poder adquisitivo de su población. Pasa lo contrario con las empresas importadoras de productos chinos, especialmente de Europa, que se veían castigadas por las contínuas devaluaciones del euro respecto al yuan. Por otra parte, las grandes empresas no han sufrido importantes pérdidas por su costumbre de guardar las inversiones en monedas como el euro o el dólar.
Debido a la incierta situación que vive actualmente la economía china, hacia la que hay desconfianza por una posible burbuja bursátil, los especialistas recomiendan ser cuidadosos a la hora de invertir en el país.
Sin embargo, esta situación no afecta solamente al país asiático. A causa de la importancia económica que ha conseguido China internacionalmente, puede provocar un menor crecimiento a nivel mundial.
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